El propóleo, es una sustancia resinosa, amarga y muy aromática, de color amarillo pardo, verde castaño o incluso negro, dependiendo de su origen botánico, que las abejas obtienen de diversas plantas (principalmente árboles: álamos, chopos, sabinas). Lo utilizan para recubrir todo el interior de la colmena, tapar grietas, alisar asperezas, inmovilizar y reforzar los panales de cera, embalsamar a los intrusos de la colmena (polillas, pequeños roedores, etc.) muertos por las abejas en el interior de las colmenas, tan pesados que no pueden ser extraídos. También para reducir el tamaño de la piquera (entrada a la colmena) cuando llegan los primeros fríos del invierno.
Su nombre procede del griego, pro-polis. ‘Pro’ significa delante de y ‘polis’, ciudad. Su etimología hace alusión a una de las finalidades del propóleo y es la de ser el modo natural de defensa de la colmena ante cualquier posible enemigo.
Composición del Propoleo
El propóleo es una sustancia de composición muy compleja:
- Resinas y bálsamos: 40 – 55 %
- Cera: 10 – 30 %
- Aceites esenciales: 10 %
- Sustancias tánicas: 4 – 10%
- Polen: 4 – 5 %
- Sustancias orgánicas y minerales: 5-10 %
Hay más de 250 componentes identificados: flavonas, flavonoles, flavononas, dihidroflavononas, derivados del alcohol bencílico, y ácido benzoico, derivados del alcohol cinámico, cumarinas, triglicéridos fenólicos, otros elementos aromáticos, esteroles, ácidos grasos, carbohidratos, polisacáridos, vitaminas y otros compuestos.
Los compuestos fenólicos constituyen más de 50 % de su peso total.
La composición varía según las diferentes regiones geográficas y climáticas, y sobre todo con las fuentes vegetales.
El propóleo contiene 14 ácidos carbónicos, entre los cuales son importantes los ácidos grasos poliinsaturados y el ácido linólico por su papel en la prevención de la aterosclerosis, en la disminución de los riesgos de trombosis y en la elevación de las capacidades defensivas del organismo.
En el propóleo existen una gran cantidad de ácidos grasos, como el ácido undecanoico (7,01 %), el ácido neurónico (10,07 %) y los ácidos Insaturados (37,59 %)
Han sido detectados los siguientes minerales: cobre, manganeso, aluminio, bario, bismuto, calcio, cobalto, cobre, cromo, estroncio, hierro, magnesio, manganeso, níquel, plata, silicio, vanadio y cinc.
También han sido detectados más de 50 flavonoides.
Se han encontrado cantidades variables de las vitaminas A, B1, B2, C, E.
Según el origen, en el propóleo hay de un 30 a un 60 % de aldehídos fenólicos y polifenólicos, ésteres, cumarinas y flavonoides.
Son precisamente los flavonoides los que dan las valiosas propiedades terapéuticas al propóleo.
Los flavonoides ejercen las siguientes funciones:
- Aumentan la acción de las catecolaminas, retardando su oxidación y estimulando su liberación.
- Inhiben la liberación de histamina.
- Estimulan la síntesis de colágenos de las paredes vasculares.
- Aumentan la resistencia del colágeno.
- Protegen al colágeno contra los radicales libres.
- Inhiben la colagenasa.
- Refuerzan la película endotelial de fribrina.
- Disminuyen la fragilidad y permeabilidad de los vasos sanguíneos, y causan la vasoconstricción de los capilares.
- Tienen efecto vasodilatador e hipotensivo sobre el sistema circulatorio.
- Realizan una acción diurética.
- Tienen función colerética (aumentan la producción de bilis).
- Reducen la circulación periférica.
- Ejercen acción estrogénica.
- Poseen efecto sobre otras glándulas de secreción interna (timo, tiroides, páncreas, suprarrenales).
- Tienen efecto antibacteriano, antiviral, antiparasitario y coagulante.
Recolección del Propoleo
Principalmente, las abejas pecoreadoras (las que vemos volando en nuestros campos), recogen propóleo, además de néctar y polen. También hay una época de máxima recolección que es en otoño, cuando se acercan los primeros fríos, emplean los días templados para acarrear a la colmena grandes cantidades.
Cuando la abeja encuentra el propóleo en una yema de árbol, tratan de desprenderlo valiéndose de sus mandíbulas, esta labor es bastante dura, pero la secreción de las glándulas mandibulares permite el ablandamiento del propóleo. Luego la abeja tritura con sus mandíbulas el pedazo arrancado y lo transfiere a los cestillos de las patas posteriores.
Para llenar los dos cestillos, la abeja empleará de 30 a 60 minutos, dependiendo de la temperatura ambiente. Si el día es caluroso, la abeja podrá manipular mucho más rápido las resinas.
Cuando la abeja completa su carga, vuelve a la colmena y espera que otras abejas le ayuden a desprenderse de las resinas. Las obreras van cogiendo el propóleo de los cestos de la obrera pecoreadora, lo procesan añadiendo cera y otras secreciones propias y lo colocan en el sitio necesario.
Una colmena de abejas puede recolectar anualmente entre 200 y 300 gr. de propóleo, dependiendo de sus necesidades y de las condiciones climáticas. Lo recolectan principalmente de árboles resinosos como los pinos, las sabinas, castaños, abedules, enebros, robres, encinas, etc.
Procesado del Propoleo
Hay dos métodos para extraer el propóleo de las colmenas, el raspado con una espátula, de las diferentes partes internas que componen la colmena o la utilización de rejillas preparadas para tal fin.
Raspado del Propoleo
Consiste en raspar con una espátula o cualquier otra herramienta con corte, todas las partes de la colmena donde las abejas han depositado propóleo. Los cuadros (donde van instalados los panales en las colmenas móviles), las tapas, las paredes de la colmena, los cubre panales son raspados uno por uno, separando con cuidado el propóleo de la madera. El raspado es un trabajo arduo para el apicultor, pocos son, los que debido al esfuerzo que supone utilizan este método.
Colocación de Rejillas
En la Comunidad Valenciana, es el método más empleado por los apicultores profesionales que se dedican a la producción de propóleo.
Se dispone una lámina de plástico perforada, (espacios de 1,5 a 3 mm.) por donde las abejas no pueden pasar, por lo tanto, se ven en la necesidad de tapar los agujeros para impedir la entrada de frío o posibles enemigos. Se colocan encima de los panales de la colmena, preferentemente en otoño, por ser la época en que las abejas recolectan más propóleo.
Después de un periodo de tiempo prolongado (de 1 a 6 meses), la rejilla se retira de la colmena y se reemplaza por otra limpia.
Para extraer el propóleo de las rejillas, se congelan, posteriormente se sacuden sobre una superficie dura para que se desprenda, ya que, al congelarse, el propóleo se vuelve muy quebradizo.
Con las rejillas, se obtiene el propóleo de mejor calidad, sin apenas impurezas y sabiendo el tiempo en que se ha depositado en las mismas con lo que se controla la frescura del producto.
Se encuentra comercializado de diversas formas: pastillas para tragar, chupar o masticar, extractos, disoluciones, jarabes, pulverizadores, mezclado con miel, en pastas de dientes, cremas, bálsamos, jabones y otros preparados dermatológicos.
Propiedades terapéuticas del Propoleo.
El propóleo no solo es útil para la abeja, sino también para el hombre. Desde muy antiguo, en Villena, el propóleo se ha utilizado, en la curación de heridas y el tratamiento de caries e infecciones de boca y garganta, por su actividad antiséptica y bactericida
Sus propiedades más destacadas son:
- Antibacteriana. El propóleo es activo frente a los microorganismos patógenos más frecuentes (Salmonella, Shigella, Staphylococcus aureus, Streptococcus-hemolítico, Bacillus subtilis, Pseudomonas aeruginosa, Proteus vulgaris, Escherichia coli, etc.), Este efecto lo ejercen fundamentalmente flavonoides, como la galangina y la pinocembrina, y ácidos fenólicos, ácido cafeico.
- Antiviral. El propóleo ejerce un efecto inhibidor frente al virus de la gripe y del herpes Zoster, entre otros. Sus flavonoides, en particular la apigenina, acacetina y pectolinarigenina, procedentes de las yemas del álamo y del abedul, han mostrado una buena actividad antiviral.
- Antifúngica y antiprotozoaria. Es capaz de inhibir tanto el crecimiento de hongos (Candida albicans y Tricophyton verrucosa) como de algunos protozoos (Trichomonas vaginalis, Giardia lamblia, Trypanosoma cruzi, etc…)
- Antiinflamatoria. Su actividad antiinflamatoria está estrechamente relacionada con la inhibición de enzimas involucradas en la degradación de los tejidos. Algunos de los componentes del propóleo, como el ácido cafeico, ejercen efectos antiinflamatorios al actuar sobre la producción de eicosanoides, sustancias implicadas en los procesos de inflamación
- Anestésica local. Es 3 a 4 veces más potente como anestésico que la cocaína, y muy superior a la novocaína
- Cicatrizante. Muchos estudios confirman sus excelentes cualidades como antiséptico, astringente y reestructurante tisular.
- Antioxidante. El propóleo es una excelente fuente natural de antioxidantes, por su alto contenido en flavonoides, reconocidos como las moléculas antioxidantes más potentes existentes en la naturaleza. Los antioxidantes impiden la oxidación lipídica, reduciendo el riesgo de enfermedades cardiovasculares, y además, neutralizan los radicales libres, que son los responsables del envejecimiento celular.
- Inmunomoduladora. Puede ser tanto inmunoestimulante como inmunodepresor. Favorece la fagocitosis y la formación de anticuerpos e indirectamente aumenta la resistencia global contra las infecciones en general.
- La mayoría de estas propiedades del propóleo son atribuidas a la presencia de flavonoides, como la galangina, pinocembrina, kaempferol, pinobanksina, que actúan en sinergismo con ésteres del ácido cafeico y ácido ferílico, y otros componentes minoritarios
Indicaciones terapéuticas del Propoleo
- Afecciones respiratorias. Su acción antiinflamatoria y anestésica lo convierte en un protector de la garganta y remedio eficaz en procesos inflamatorios agudos y crónicos de las vías respiratorias altas (anginas, faringitis, laringitis, gripe, sinusitis, rinitis alérgica, traqueítis, bronquitis, asma bronquial, neumonías crónicas, tuberculosis pulmonar y otitis).
- Afecciones circulatorias. El propóleo favorece la circulación, disminuye la fragilidad capilar y ejerce un efecto vasodilatador e hipotensor, a la vez que inhibe la oxidación del colesterol. Consigue normalizar la tensión arterial de forma lenta y sostenida y su consumo regular puede evitar las crisis hipertensivas.
- Afecciones digestivas. Normaliza el peristaltismo intestinal, regula el apetito, ayuda a la regeneración de úlceras gá Es activo frente a Helicobacter pylori y puede favorecer la acción farmacológica de algunos fármacos de síntesis (como la Ranitidina y el Omeprazol), siendo eficaz en gastritis y úlceras gastroduodenales, diarreas y disquinesias hepatobiliares.
- Afecciones bucales. Los extractos alcohólicos de propóleo poseen una acción antiséptica, antibiótica, antiinflamatoria y anestésica local, debido fundamentalmente a su contenido en pinocembrina y ésteres de cafeato. Además, estimula la generación de la dentina (esmalte dental) y ejerce un efecto protector frente a la caries y la formación de la placa bacteriana. Están indicados en aftas, estomatitis, gingivitis, glositis (inflamación de la lengua), y después de extracciones dentarias.
- Afecciones urinarias y ginecológicas. Por su actividad antibacteriana, antifúngica, antiprotozoaria, regeneradora de tejidos y cicatrizante, es muy efectivo en infecciones de vías urinarias y vejiga (cistitis, uretritis, etc.), prostatitis, vaginitis y candidiasis.
- Afecciones dermatológicas. Regenera el tejido epitelial, mejora la circulación y estimula la formación de colágeno, siendo muy útil en casos de acné y quemaduras, por su contenido en arginina, en eczemas crónicos, neurodermitis, úlceras tróficas de la pierna, furúnculos, foliculitis, actinomicosis, candidiasis e intertrigo de los lactantes y es un excelente desodorante, en cosmética.
Dosis, Consumo y Precuaciones
Una sustancia tan compleja como el propóleo no debe ingerirse indiscriminadamente. Aunque es tan inocuo como cualquier complejo vitamínico y no produce los efectos secundarios que tienen los antibióticos y la mayoría de los medicamentos, es lógico no sobrepasar las dosis máximas recomendadas.
La dosis recomendada máxima de propóleo en humanos para uso oral es de 5 mg. por kg. de peso al día. Por ejemplo, si el paciente pesa 70 kg., se le puede administrar una dosis de 350 mg. de propóleo, al día.
En el caso de nuestra tintura al 30%, un frasco de 30 ml, se puede consumir en 30 días para mantener la dosis máxima recomendada para un adulto (16 gotas).
En los preparados que se encuentran en las tiendas especializadas, siga las instrucciones de consumo y no sobrepase las dosis recomendadas.
Para mantener sus propiedades, se debe preservar de la luz y del calor, recomendándose el uso de envases herméticos.
Alergia al propóleo.
Un pequeño porcentaje de la población es alérgica al propóleo y quizá a otros productos apícolas: polen, jalea real, apitoxina (veneno de abeja).
Teniendo esto en consideración, es necesario aplicarles a los pacientes pruebas de alergia, antes de comenzar cualquier tratamiento con propóleo, o comenzar ingiriendo pequeñas cantidades para cerciorarse que no presentan síntomas alérgicos, después pueden ir aumentando las dosis progresivamente.
Las reacciones alérgicas al propóleo, surgen por lo general, en personas que son alérgicas a las picaduras de abejas, así como en personas que ya padecen algún tipo de problema alérgico (asma bronquial, eccema, diabetes, urticaria, etc.).
Las personas que tienen antecedentes alérgicos, deben utilizar con mucha precaución los inhaladores o aerosoles, especialmente las presentaciones con alto contenido en propóleo.
En general, el propóleos no presenta efectos secundarios, salvo en raras excepciones que puede causar: sequedad en la boca, somnolencia, mareos y reacciones alérgicas.